27 de noviembre de 2014




Mi primera vez... ¿Realmente hay una edad ideal para? 




Mantener relaciones sexuales y sentimentales... 



 Te notas eufórica, no te concentras y repasas mentalmente vuestras conversaciones y momentos juntos... Por primera vez sientes que puedes confiar en alguien que no es tu mejor amiga/o, ni un miembro de tu familia, o tu entorno más cercano. Y además, ¡es tan guapo!

Te hace tan feliz pasar tiempo a su lado y te trata de una manera tan especial... Aumentan tus pulsaciones, sientes hormigueos y vives en una especie de nube constante... No es una enfermedad, sólo que por primera vez ¡estás enamorada!

La primera vez que el motivo de tu felicidad trasciende tu propia persona y tiene nombre y apellido... y no es el tuyo. Pero, ¿es el momento apropiado para tener una relación seria? Mucha gente opina sobre este particular que la edad adecuada para tener novio y mantener relaciones es pasada la adolescencia, otros dicen que no es necesario traspasar ese umbral para sentir y compartir algo especial con alguien, pero lo que está claro es que cualquiera de las opiniones incluye el factor de la parcialidad y el condicionamiento personal.

Nadie puede decidir cómo ni cuándo enamorarse y no es solo cuestión de tiempos, edades o momentos... Es una decisión personal e "intransferible" que nace del libre albedrío y por qué no decirlo, de la naturaleza más incontrolable que habita nuestro ser: las hormonas. Pero ¿que opinan los expertos sobre el momento más oportuno o ideal para tener nuestras primeras experiencias sentimentales?.

Comencemos señalando que muchas veces la primera relación sentimental no trae consigo automáticamente la primera experiencia sexual y viceversa. Luego, habría que diferenciar ambas situaciones. La psicóloga Isabel Larraburu nos da unas pequeñas pautas para tomar la decisión más acertada dentro de lo posible en ambos supuestos, (comenzar a salir con un chico y mantener nuestra primera relación sexual) pero sobre todo en lo que respecta a "la primera vez" y recomienda ante todo sentirse libre a la hora de hacerlo, es decir, no ceder a presiones externas como pudieran ser: otras amigas ya tienen novio o no lo tienen pero te instan en un sentido u otro, tú chico quiere avanzar en vuestro nivel de intimidad pero tú no lo ves claro, temes perderle en caso de una negativa o tienes ciertos condicionantes morales educacionales o religiosos que te pueden llegado el momento hacer sentir mal a posteriori... Por arrepentimiento o culpabilidad.

Luego, incide en el aspecto más físico de la cuestión, que incluye el conocimiento de las posibles consecuencias que trae consigo dicha decisión (métodos anticonceptivos, enfermedades de transmisión sexual, sida...) En definitiva, recomienda sopesar los pros y contras que conlleva tomar la decisión final y que sólo depende de una misma. Todos los expertos coinciden en el hecho de que no influye tanto la edad (dentro de lo lógico, claro está) como la madurez física y emocional a la hora de comenzar a mantener relaciones sentimentales o sexuales. Así es que decide el momento y disfrútalo plenamente.


Casarse y/o vivir en pareja... 
Del mismo modo que la anterior cuestión no dependía de la fecha de nacimiento de una, el decidir compartir no sólo tiempo sino espacio, dinero y en definitiva tu vida con otra persona conlleva otro ejercicio de examen o valoración de una misma y su situación. Ni existe un tiempo prudencia previo estándar ni una fórmula matemática que nos diga cuándo es la edad o momento ideal para comparto nuestra vida con nuestra pareja. La casuística es tan diversa y los ejemplos tan diferentes que sería imposible evaluar el éxito de una empresa como esta a priori y de forma generalizada. Aunque la lógica y el sentido común nos mueven a pensar que cuanto más conoces a alguien mayor será la probabilidad de no equivocarse, hay parejas que llevan toda la vida de novios y se casan y todo se desmorona y otras en cambio, no llevan a cabo un noviazgo muy extenso y el decidir convivir  todo un acierto con el tiempo. En todo caso, lo que es evidente es que los dos tenéis que tenerlo claro y que la confianza en el otro, el respeto por su individualidad y por supuesto el amor y el compromiso mutuos son las bazas más importantes. Ni los 30, ni los 25 ni los 40. No hay edad impuesta; sólo querer hacerlo, sentirse bien imaginando la vida junto al otro y ser coherente con lo que la convivencia y el paso en sí traen consigo. La escritora y socióloga Beverly Nichols define el matrimonio como "un libro en blanco cuyos primeros capítulos se escriben en poesía y el resto en prosa..." Tú y tu pareja sois los encargados de darle forma, interés y emoción a esa novela. Ser madre... Desde luego, para todo hay una primera vez y eso es algo irreversible en todos los casos, pero si existe una primera vez importante, una de esas primeras veces que van más allá de lo inalterable y que indiscutiblemente más condicionan una vida (literalmente) es la primera vez que se es madre, porque es para toda la vida, de manera inexorable y sin componente alguno de relatividad en su importancia. Luego, esta decisión si ha de tomarse, sí debe ser sopesada y tomada de manera muy consecuente. Aunque en principio depende mucho de la localización geográfica, la cultura y la sociedad en la que se vive, los diferentes estudios arrojan datos comunes en esta importante decisión por parte de cada mujer y es que en mayor o menor medida, el porcentaje de mujeres que deciden tener un hijo lo hacen teniendo en cuenta la variable edad fértil vs estabilidad económica y laboral. Estudios realizados al respectos muestran que mientras en generaciones pasadas la edad media de la maternidad rondaba los 22 o 23 , a día de hoy hasta un 63% de mujeres considera que la mejor edad para tener su primer hijo estaría entre los 29 y los 33 años. Esta es la teoría, pues los datos demuestran que la edad media real de las madres primerizas se encuentra entre los 25 y los 29. Llama la atención que hasta un 20% de las mujeres encuestadas no considere importante el factor del reloj biológico o lo que coloquialmente se llama "pasársele a una el arroz". Y otro dato revelador sería que, un nada desdeñable 70% de las que fueron madres por primera vez pasados los 35, confiesan que les hubiese gustado serlo antes. A la luz de los datos y de las valoraciones generales de expertos podemos concluir que en todas estas cuestiones planteadas en el artículo la respuesta, en caso de haberla, pasaría por tomar cada decisión de manera personal y sin presiones ajenas, teniendo en cuenta las consecuencias y beneficios, valorar la madurez física y emocional de una misma y con todo ese cóctel de hechos más o menos tangibles, llevarlas a cabo una vez valorado el asunto, e importante: cuando ante todo, nos apetezca.